El protagonista de esta historia es la hormiguita voladora Manuel.
Resulta que en nuestro cole tenemos un menú recomendado para las meriendas de los peques, y unos de esos días toca frutos secos.
Hasta aquí todo normal, pero lo cierto es que ese día a Manuel no le suele gustar la merienda y es que los frutos secos no le gustan. Su familia ya le ha mandado de todas clase y sabores, pelados, sin pelar, bañados en chocolate, mezclados con cereales...en fin, nuestro Manuel es muy listo y no se la dan, no hay forma.
Hace dos semanas su mamá le mandó cacahuetes sin pelar, mezclados con cereales, y lo de los cereales sí, esos sí le gustan; pero los cacahuetes no.
Lo cierto es que ese día Manuel no llevó nada de vuelta, con lo que en casa se pusieron muy contentos al ver que se los había comido, pero no habían visto lo mismo que yo, (y como ando un poco pachucha y no actualizo todos, todos los días el blog...), se perdieron estas graciosísimas imágenes, no podía parar de reír.
Cuando vi esto me empecé a reír yo sola como una loca, y es que no podía dejar de pensar que era como una escena de mayores, protagonizada por seres pequeñitos. El pobre sentadiño y las dos gobernichos comiéndole la merienda. Pero lo mejor de todo fue cuando me levanté para sacarle más fotos ( y es que en clase hay que estar con la cámara en la mano en todo momento). Mirad su cara de resignación.
No pude más que decirle a Manuel, ánimo que empiezas pronto, ja,ja,ja... a todo esto hay que contar que Alicia, la más morenita, nunca, nunca merienda, pero ese día los cacahuetes de su compi Manuel, tenían una pinta..., y además había que pelarlos, y eso les encanta.
Eso sí, luego les mandé limpiar todo lo que habían manchado y...muy dispuesto el caballero no dejó que nadie le ayudara. Ya puedo yo solito, me dijo muy convencido.No puede ser más rico, ¿verdad?
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