Como se puede apreciar en la imagen SÍ había un caracol.
Imaginad la cara que puse cuando después de trabajar, bajar al patio, limpiar las manos de todos los allí presentes, repartir mandilones y mochilas...viene Alejandra y saca de un paquete de pañuelos de papel un ¡¡¡¡¡caracol!!!!!!!! Pobrecito mío no sé cómo pudo resistir los golpes, aplastamientos y demás infortunios que le ocurrieron hasta conseguir salir de su encierro.
Después de morirme de la risa, y de tranquilizar a todos que se volvieron locos al ver al pobre animal, decidí que había que aprovechas la idea de Alejandra de traer un caracol a clase y hablamos de este curioso animal, lo observamos, le cantamos y los más valientes lo tocaron.
Esta es una de las situaciones que te hacen reír anque no quieras
Paulo está alucinado.
Estamos súper contentos con nuestro amiguito.
Mirad lo valientes que somos.
Vera observa atentamente al nuevo habitante del lugar.
Fue una experiencia cuando menos graciosa.
Ya me imagino la cara que pondrías cuando viste al caracol!!! Yo el año pasado acabé en clase con cuatro tortugas, dos grillos y ... UN CARACOL!!! y de vez en cuando nos traían de visita a unos periquitos, con lo cual ya puedes imaginarte el panorama. Los niños son imprevisibles. Un besito.
ResponderEliminarLa verdad es que si que son imprevisibles,cuando vi el caracol no podía parar de reír, y los niños estaban alucinados porque no entendían de dónde había salido el caracol, como ya dije, fue una experiencia alucinante.
ResponderEliminarBesiñossss.
Que tontería
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