Este año ha sido un poco durillo, pero como de todo se aprende, al final ha resultado muy constructivo y satisfactorio.
Como cada curso empieza, cada curso ha de acabar, y pese al cansancio, que es notable, siempre me da penita.
Las últimas clases son muy emotivas, porque sabes que hay algo que va a cambiar para siempre.
Ahora bien, nos quedan un sinfín de recuerdos que no olvidaremos: recordaremos los primeros avances, los primeros tropiezos, las primeras manos amigas que nos han levantado...
Siempre es maravilloso volver la vista atrás y pensar que en algún momento has servido de ayuda a alguno de tus alumnos.
Así que con la satisfacción de saber que lo has hecho lo mejor que has podido, y con el aprendizaje que te imprimen tus propios errores, nos toca descansarrrrrrrrrrrrr.
Besiños a todos.
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